Extraordinario recorrido por la sierra de Alcubierre, la mayor extensión de bosque de la Comarca de Los Monegros, paraje que nos brinda unas amplias panorámicas de las onduladas llanuras de la Comarca de Los Monegros y del valle del Ebro. Se observa desde el Moncayo a los Pirineos. La ruta atraviesa todo un pulmón para este seco territorio. En fin, un día para disfrutar, sin ir más lejos.
Desde las piscinas de Leciñena, nos ponemos en marcha en dirección al pueblo de Perdiguera, por una ancha pista.
Partimos rumbo a la sierra, nada más cruzar la destacada pista que baja del radar meteorológico, por las laderas de los pelados montes de Perdiguera nos dirigimos al municipio de Farlete. Estamos en pleno territorio Monegros: extrema aridez, onduladas y grande llanuras de colores ocres. Pedaleamos sorteando charcos helados y evitando rígidas mata de esparto y rodantes aliagas, hoy sin mucha prisa. El camino marcha ganando altura de forma suave, avanzamos escoltados desde las orillas por solitarios y erguidos tallos de cardo, orgullosos de no haber doblado en este paisaje de ambiente extremo.
Rodando por este desierto vivo, único e irrepetible, un trozo de África en Europa, la satisfacción al pedalear es plena. Nos plantamos en los aledaños de Farlete y avistamos las dos zonas más altas de la Sierra de Alcubierre y de Los Monegros: a un lado, arriba, Monte Oscuro con su enorme bola en la cima, el radar meteorológico, un poco más a la derecha San Caprasio. No entramos en el pueblo, bordeamos el polvoriento contorno de Farlete y pasamos junto al santuario de Nuestra Señora de la Sabina, ermita de los Farletinos.
Por detrás del edificio de la capilla tomamos la ancha pista que nos sube a la sierra, las ascensión es para tomársela con calma, ahora el desnivel que se acumula es importante, discurre con escarpadas laderas llenas de pinos y enormes barrancos a ambos lados. A medida que se gana altitud el panorama se abre y el paisaje monegros surge con plenitud. En la primera encrucijada de caminos que aparece arriba, bien señalizada, dejamos a la izquierda, San Caprasio, cima donde se encuentra la ermita con el mismo nombre.
Optamos por seguir rectos y adentrarnos en lo mejor del recorrido: el barranco de Zaragoza. Comenzamos con un fuerte descenso en dirección al municipio de Alcubierre. La pista marcha por boscosa zona de pinos y monte bajo, a ambos lados abundan los ejemplares de carrasca, sabinas, enebros, algún lentisco y mata de madroño, el verde, en todas sus tonalidades brota con generosidad. Todo un catálogo de la vegetación y arbolado de los Monegros.
Al terminar el frondoso y tupido tramo, ya próximos a Alcubierre, hacemos un giro a la izquierda y volvemos a meternos en el corazón de la sierra. Por la principales arterias vamos ganando altura. Las empinadas cuestas que se suceden sin tregua alguna. Estamos otra vez junto a San Caprasio, que de nuevo se quedará a la izquierda, tras la vuelta que hemos dado a su alrededor.
Abandonamos el trayecto más esforzado del recorrido y proseguimos por la parte más alta de la serranía, disfrutamos pedaleando por las cresterías. Esta zona otorga unas estupendas vistas de los Pirineos. En rápido descenso iniciamos el regreso; atrás quedan las verdes y arboladas cumbres serranas y llegamos al característico y singular llano monegrino. Así, por el árido y polvoriento paisaje, de las inmediaciones de la localidad de Leciñena, alcanzamos el lugar donde empezamos la ruta.
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Fuente: fotopedaleando.blogspot.com.es
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