Descubrimos una increíble ruta ciclista para los buscadores de aventuras. El Salar de Uyuni, en Bolivia, que nos dará la posibilidad de jugar con las distancias, pasear y luchar contra el viento, en un ambiente natural único. Siendo ésta una de las rutas más deseadas por los cicloturistas, así como una de las más exigentes. Esfuerzo que, sin duda, merece la pena.
Comienza la aventura en Uyuni ciudad, donde debes salir con agua y comida para una jornada dura de 80 km de pedaleo. Es aconsejable llevar dinero en metálico para subsistir una semana, ya que si las intenciones son de ir a Chile el próximo cajero está en Calama o San Pedro de Atacama.
Nuestra primera parada es Colchani, a 20 Km, donde hay un extenso mercadillo para comprar recuerdos y ropa hecha con lana de llama, además de tener algunos puestos de comida boliviana.
Es fácil encontrar el acceso al Salar de Uyuni, ya que todos los todoterrenos de agencias privadas pasan por el mismo camino para llevar a los turistas al desierto salado. Si el acceso esta inundado solo tienes que esperar 10 minutos observando el trayecto que siguen los vehículos y escoger el que menos profundidad tenga.
Una vez en el desierto salado, debes seguir dirección Noroeste durante 75 Km para llegar a la Isla de Inkawasi. Hay que tener en cuenta que tendrás el viento en contra y debes medir bien las horas de luz para llegar antes del atardecer. Para orientarte utiliza la brújula y fíjate como referencia la montaña que tengas en el horizonte. Además son visibles las huellas de los vehículos que van hacia la isla, por lo que también puedes seguirlas contrastando tu punto de referencia y las marcas en la sal en todo momento.
Ahora prepárate para pedalear durante horas a 3660 msnm en el mayor salar del mundo. Protégete bien la piel del sol porque los rayos UV son muy intensos durante todo el año. Experimenta pedalear con los ojos cerrados durante un minuto, te aseguro que no te chocaras contra nada. Déjate fundir por el sonido del silencio desértico mezclado con el crujido de la sal bajo tus ruedas, y aprovecha para sacar fotografías que conservaras toda la vida.
Una vez llegues la Isla de Inkawasi, acampa en la primera cara de la isla con la que te topas, ya que no te cobraran nada. Ahora es momento de rehidratarte y reponer fuerzas (ten buena provisión de agua y comida), contemplar el majestuoso atardecer y prepararte para ver el cielo mas estrellado que jamás hayas imaginado. Si madrugas podrás observar el otro fenómeno del Salar de Uyuni, el amanecer.
Para reabastecerte de agua y comida bordea la isla hasta encontrar el emplazamiento donde llevan a todos los turistas a desayunar. A la hora de retomar el pedaleo, si dudas pregunta a los guías de las agencias, aunque debes seguir dirección Sur hasta Chuvica. Hoy el viento lo tendrás de tu lado y literalmente volarás por el Salar!
Atrévete a seguir una de las mas reconocidas tradiciones de todos los cicloviajeros…¡pedalear desnudo! Este tramo es ideal por si eres un poco pudoroso/a ya que esta zona esta menos transitada.
Cuando estés llegando a Chuvica te darás cuenta porque la sal pierde densidad y cada vez se parece mas a barro, entonces fíjate en la ladera de la montaña que tendrás a tu derecha, hay un camino de tierra y roca que te llevará hasta San Juan , completando así una jornada de 90 Km. Si no llegas a San Juan hay pueblecitos intermedios en donde podrás encontrar agua, comida y lugar para acampar. Pero si haces ese esfuerzo extra, en San Juan encontraras muchos hostel, a muy buen precio y con comida muy barata. Recuerda que siempre debes regatear el precio, saca el negociador que llevas dentro.
De San Juan hasta el paso fronterizo chileno que lleva el nombre del volcán que lo domina, Ollagüe, tendrás 77 Km. No vayas por el camino de tierra, lánzate al salar de Chiguana y vuelve a volar gracias al viento a favor. Los últimos kilómetros hasta la frontera son por pistas de tierra y roca con unas vistas del Altiplano de Los Andes centrales enigmáticas.
En Ollagüe es momento de descansar un par de días y planificar tu ruta a San Pedro de Atacama. Enhorabuena por completar una experiencia única.
La Gastronomía de Bolivia es conocida principalmente por su variedad de platos que varian de zona en zona. Con profundas raíces español-moriscas e indígenas, transformadas por el mestizaje y los diferentes momentos históricos que el país ha experimentado, la gastronomía boliviana ha sumado una amplia gama de platos y recetas, lo cual la hace variada, rica y diferenciada. A esto se le suman las bebidas como el vino boliviano, la Chicha y el Cocoroco.
El chairo es, por ejemplo, uno de los platos de la gastronomía del altiplano paceño, cuyos principales componentes son el chuño, la papa dulce, la chalona y el mote pelado, productos muy típicos de las zonas altas del altiplano. De origen andino, es una sopa espesa muy sabrosa que se sirve bien caliente y con locotos verdes.
La Sajta, por otro lado, es un plato tradicional de la región occidental de Bolivia. Es un estofado picante de pollo con tunta rebosada con maní y chuño. Se encuentran diferentes variantes dependiendo de la región. Suele ser incluído en las celebraciones mayores como Todos Santos o carnaval.